Recuerdos y otras memorias
La mujer se sentó, calentó sus manos ala chimenea y dijo:
-Es difícil imaginar en el tiempo e en el espacio como podías viajar por tantos países que conoces.
Aquí sentad, es como si nunca hubieras salido de aquí, una permanencia, una presencia que es mas que eso, es un sentimiento de que haces parte de esta montaña.
Le conteste , que todo lo que se, no son mas que memorias, recuerdos. Viven en un espacio mental, en un silencio que solo se rompe con el estallar de los palos secos en el fuego de la chimenea.
Es un vivir Hegeliano, mas bien nietzschiano , que se despierta con el crepúsculo de los dioses.
Ahí a la chimenea, el anochecer, es una nueva mañana.
He sido jugador de ajedrez, pero no quiso nunca aprender las reglas, lo temía, sabia que en el día en que yo supiera las reglas de ese juego, seria dueño de un imperio, y eso de verdad me asustaba, no quería ser dueño de nada.
Cuando cuento mis viajes, es pretérito, uno viaja para encontrar, un viaje para conocerse a si mismo. Yo ya no viajo, no quiero encontrar nada, y se posible , espero que nunca me encuentren.
Lo de conocerme a mi mismo , ya lo deje, es agotador, cuando acabo de escribirme, siempre me olvido de que el otro lado de la hoja de papel quedo en blanco.
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