Cantico a la constituicion


De rodillas, te pido perdón, España soberana, dominadora del mundo, constitucional, castellana y apostólica romana.
No sé si lo que te voy a decir constituye alguna verdad, pero lo que te puedo recordar son las mentiras que escuchamos todos los días.
Como vasco, no tengo idea de para donde tenemos que ir; lo que sabemos los vascos es dónde no queremos estar.
Catón, con Pompeu del lado de César, tenía claro que debía fugarse, el problema es que no sabía ni tenía a donde ir. Ahora también los vascos estamos en medio de ese dilema, el dilema de Catón.
¿De dónde venimos los vascos? ¿Hacia dónde vamos? Muy poco podemos contestar.
Pero algo sabemos, vamos hacia donde no esté esa España, ya en quiebra y sin sentido.
A camino de la nada, o de la desgracia, nos vamos, pero no con mala gana, nos reímos, haciendo honores a la picaresca española: reír en la desgracia.
Pues nada, a partirse de la risa. Reír es una filosofía, para algunos la salvación y en política una opinión.
Os presento la constitución española, que declara, con ingenuidad, que España es laica y monárquica. Tiene que ser por eso que nadie cree en la religión, y que nadie cree en el rey que solo es rey en nombre de Dios.
Que desgracia, nadie cree en ti. ¡Oh Constitución! Ni los ministros que te defienden, ni lo periódicos que te citan en nombre de la democracia, ni el Tribunal Constitucional, ni los que te estudian en las universidades. Todos los que deberían creer en la constitución la reniegan, y ganan su nómina en su nombre.
Todos son escépticos hasta el momento en que se jura un cargo ministerial.
El pueblo se arrodilla y reza, es lo que hace además de pagar a Hacienda.
Al rey se le acusa de todo, es como que el mundo esté siempre nervioso, como cuando tienes una visita inoportuna pero no tienes coraje de decirle “Vete que me aburres”.
 Pero todos se aguantan, la política vive un eterno desmentido de sí misma, en la tentativa de salvar el poder publico, que ya no tiene por dónde, el poder publico y la Constitución Española ya no da mas de sí, es como pedir a un acróbata, con las piernas partidas, que de un salto mortal.

El orgullo de todo español es ser demócrata europeo e hispano. Ser demócrata es como si uno fuera de todos los partidos y de ninguno. No ser de ningún partido, solo de su mismo partido, del egoísmo nacional.
Lo que sabemos es que todos los monárquicos, en la intimidad, votarían una república; y todos los republicanos ven indispensable la monarquía.
Al final están todos de acuerdo.
Todo esta equilibrado es el desprecio total por el desprecio; en esta sociedad corrupta solo queda el orden constitucional.
Pienso que en las elecciones se debería proponer, no lo que se quiere, sino lo que no se quiere, serían unas elecciones mas serias.
Con la globalización y la UE, el poder del estado ya no significa nada, los legisladores no legislan, y los gobernantes no gobiernan.
Ser diputado es ser un funcionario, uno que es incapaz de producir lo que sea, es el empleo de los inútiles de este Estado.
El parlamento es una casa con pasillos oscuros, donde la gente va a hacer negocios.
El parlamento es tan solo una necesidad de cumplir la constitución.
El parlamento no legisla y el gobierno no gobierna, no tienen ni idea de qué hacer. Los periódicos gritan “Ahí va el candidato” o sencillamente comentan el vestido de la ministra.

España va bien, el mundo está tranquilo y los candidatos babean a los niños en los mítines electorales.
Los periódicos venden lo que pueden con portadas de extra- terrestres disfrazados de enanos galácticos.
El parlamento está calmo y sus señorías roncan.
El gobierno comenta los escándalos de la oposición. Los jueces hacen lo que les manda el gobierno y la oposición. La policía pide los carnets a los inmigrantes, el ministro de Hacienda explica el déficit, el Ejército toca la bandurria por el extranjero.
Los ayuntamientos hacen la gestión de los perros, en conjunto con la sociedad protectora de los animales.
La economía está tan mal que ya no puede quedar peor, nos vamos a comer las VPO con patatas fritas. El nivel de vida está tan bajo que llegó, de viaje con Julio Verne, al centro de la Tierra.
El pueblo muere de hambre, paga la hipoteca, yo escribo estas historias, hace un buen día de sol, y tenemos el reformazo ¡Viva la Constitución, los estatutos y Euskal Herria!

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