Las mujeres que no aman a los hombres, versión 2.0

La lluvia no cesaba de caer, y el viento arrastraba las hojas, que revoloteando fuera de la ventana, formaban una corriente ondulante barriendo el camino. La mujer se situó junto a la ventana para observar, desconsolada.
-Vaya fin de semana! -Se quejó, volviéndose en el momento en que su amiga entraba. Justo el fin de semana, cuando estás libre, tiene que llover.
Ya lo habían intentado todo, para matar a golpe de visitas turísticas y culturales el aburrimiento y el tedio de una vida rutinaria, estaban en la fase del  “caminar” “vida al aire libre”  solo para no quedar en casa y ver “gente”.
La mujer se quitó de la ventana y se sentó en el sofá.
-Podemos ver la tele, cuando estoy sola o veo la tele o leo un libro.
Al escuchar lo de leer un libro la otra sonrió.
-Disfruto de mi libertad, es toda una experiencia volver de nuevo a poder decidir mi vida luego del divorcio, no pienso en volverme a casar ni tener pareja.
Un silencio, el silencio de una mentira, las dos sabían que buscaba pareja desesperadamente, para silenciar su soledad.
-Pues esto del casamiento no tiene nada de bueno, me tiene más aburrida… como que para animarla y darle fuerzas para aguantar la situación.
Se sintió sola cuando del divorcio, y fue ella la que le sugirió que empezaran a salir juntas.
-Pues el casamiento te anula, te mata como persona y profesionalmente
- Tu vida como ejemplo -continuó la divorciada-. Cuánto ganas por ser madre y cuidar la casa?
-Y eso que importa, nunca he pensado en ello.
-Claro que importa. Tu no tienes coche, verdad?
-Lo tiene mi marido.
-Tú te quedas en la casa haciendo las tareas domésticas. Lavas, limpias…Alguna vez te ha retribuido algo por eso?
-Pues no.
-Deberías reclamar un salario.
-Eso es un sin sentido.
La divorciada le observaba, analizando cada una de sus reacciones.
-A ver, que dinero dispones solo para ti?
Lo gestiono todo, si es eso que quieres saber, gestiono nuestras cuentas bancarias.
-Estás maniatada, explotada, eres una mujer jarrón, objeto. – la miro y esperó a ver el efecto de las palabras en su amiga-.
- Pues nunca lo había pensado en tales términos.
-Las mujeres normalmente no lo hacen. Asumen que es su obligación, que es lo correcto, y viven esclavizadas, lo dan todo por nada, y no lo piensan, están locas.
Tu si que sabes,  ahora entiendo por qué te envidian tus amigas casadas, y yo misma.
-Desde luego que si. Gano mi dinero, soy independiente. Puedo ir al lugar que quiera en el momento que lo desee.
-Si no fuera yo, estarías siempre en casa, aquí estarías esperando a que tu marido hiciera lo de todos los hombres, lavar el coche, ir al futbol... Lo de siempre. Y en cuanto salgas, se encuentra con los amigos, y a hablar del trabajo, sin más, y tú a hacer la tonta del bote.
-Tienes razón —reconoció la mujer con tristeza- dicho así haces con que el matrimonio parezca un absurdo.
-Es más que un absurdo. Se de lo que va todo eso, porque piensas que me he divorciado?
-Piensas ser una solterona lo que queda de tu vida? –despejó la pelota, e inició un contrataque-.
-Pienso ser una mujer independiente, sin ataduras y disfrutar de la vida.
-Pero los años no perdonan, en un par de años ya no tendrás ese cuerpo y eso no perdona.
-Me mantengo lo mejor posible, las mujeres solteras se conservan mejor que las casadas, no tenemos las preocupaciones de llevar un matrimonio, los hijos y todo lo demás.
-En eso tienes razón, te veo muy bien para la edad, yo por lo contrario me siento cada dia mas vieja, veo a mi hijo crecer y sé que el tiempo no me perdona. Las preocupaciones…
-Opino de que los hombres explotan a las mujeres, y de verdad que estoy harta de ellos y sus tonterías.
-Te veo amargada, como que odias a los hombres.
-No estoy resentida, si es eso que quieres decir, pero lo sé y lo he sentido, los hombres usan  a las mujeres, y lo logran porque ellas lo permiten.
Sonó el teléfono móvil, la mujer miro el número que llamaba, se levantó y se dirigió a su habitación haciendo una señal a su amiga, de que volvería al momento.
Escuchó por un momento. Quiso interrumpir a su interlocutor, y cuando al fin lo logró, le contestó.
-No puedo, estoy con visitas, te llamare mas tarde.
-Te echo de menos, -gimió la voz al otro lado de la línea-.
-Ya te he dicho, no puedo hablar, te llamare mas tarde.
Volvió al sofá, suspiró, y  en un acto defensivo soltó algo que le venia del alma.
-No puedo seguir con mi casamiento.  
-Entonces termina con él -la aconsejó, intentando ser paciente-. No puedo hacerlo por ti.
-Ese es precisamente el caso. No puedo terminarlo...
-Pues habla con tu marido y termínalo de una vez.
-No puedo... Es todo muy complicado, ayúdame, tú eres la única que puede ayudarme -lloró con desesperación-.
- No sé qué quieres decir.
-Sí, lo sabes. No tengo vida propia, tengo un hijo y dependo económicamente del. No soy feliz y por eso no quiero continuar con este casamiento. -Se hizo un silencio, miro a su amiga que como ella estaba a punto de llorar.
-Por qué? –preguntó-, porque te casaste con el?
-No pude evitarlo, todos me presionaron y caí. Por favor, dime que me ayudarás! Por favor!
-Qué quieres que haga? Y por qué no te divorcias? Seria lo normal.
-Seria un desastre... y, además, está de por medio mi familia.
-Tu familia?  Qué pasa con tus padres?
-Se lo he comentado, dicen que ya están cansados de mis aventuras...
-No puedo culparles por decir eso –la divorciada no pudo evitar el comentario.
- Han dicho que la responsabilidad era mía y que la decisión también. Piensan que mi marido es maravilloso.
-Lo dices en serio?
Un silencio.
-Ayúdame, ya pensarás en algo para que yo salga de esta situación. Eres tan inteligente y práctica! Además, no te gustan los hombres, así que será más fácil.
- Soy tu amiga, y conozco tu familia, a ti te conozco desde siempre, tienes muy mala fama, ya te digo, me acuerdo de que tu diversión era comprometerse y luego plantarlos, así que a mi no me engañas, aquí hay gato encerrado.
-Que me dices, parece que lo he hecho toda la vida.
-Bueno toda la vida no lo se, pero unas cuantas veces lo he visto y fue muy desagradable.
-Estás bromeando!
El lloro paso a una sonrisa, y su amiga divorciada, le aseguró que era verdad.
-Que te conozco, tus aventuras. Y la sonrisa dio lugar a una carcajada.                
-De cualquier forma, tengo que terminar con este casamiento y además existe otra razón, pero es confidencial, así que no te la puedo decir -miró el reloj-.
-A ver, como te puedo ayudar?
-No sé. Es mejor que vaya, tengo una cita. Siento dejarte, Intentaré llamarte antes de la hora de la comida.
-Vale. Ten cuidado, ese camino puede ser peligroso.
-No pongas esa cara, que no es el fin del mundo. Es tan solo una cita. Pero continúo a necesitar tu ayuda. Es que eres tan práctica! Bueno, pensándolo mejor mi cita puede esperar.
-No, claro que no es el fin del mundo.
- Todo saldrá bien ahora que estás aquí para ayudarme
-Si pero cuéntame toda la historia que me estoy a perder algo o a lo mejor no me lo estas contando todo.
No había nada nuevo al principio. Había conocido un hombre que le encantaba, iniciado una relación con el. Estaba saliendo con él desde hacía tres semanas.
-Tres semanas? No esta mal. Es más que con los anteriores.
-Por favor, -le suplicó. A pesar de la broma, sintió tristeza por su amiga-. He descubierto que no lo amo y ahora tampoco se como resolverlo.
-Bueno, eso es lo tuyo -le contestó- por qué no se dices?
-Porque estoy asustada -sus ojos se llenaron de lágrimas una vez más-. Casada, pensando en divorciarme, no quiero quedarme sola.
-Estás... estás segura de todo esto?
- Estoy asustada.
-Y que pasa con tu familia? ¿No quiere que termines con tu casamiento? -preguntó reprimiendo un signo de casi enojo de tan fabulosa historia.   
-No quieren que me divorcie. Dice que el marido que tengo es el ideal para mí. Dicen que lo tengo todo, que no me meta en más líos.
-Quieres decir que ya no le quieres y que no te sientes cómoda en tu casamiento?
-Desde luego, ya te lo dije. Y del otro, ni me hables, quiero salir de ese rollo rápidamente.
-Si que estás metidas en un lio.
-Claro que no exageraba! Estoy metida en un lio y gordo.
-Nada de esto tiene sentido. Ahora sí creo que no lo entiendo.
-Como es que te fuiste casar con un hombre del cual no estabas enamorada?
-Así es exactamente. Como comprenderás, no puedo continuar casada con el. Bueno... en el momento no pude resistirme y le dije que sí. Ahora tengo un hijo y una vida vacía.
-Tu familia te condenaría a vivir con este hombre, a una vida miserable? Solo para que te casaras? Y llevaras una vida tranquila, sin tener que pensar en el futuro ?
-Se debe a mis escapadas -confesó, con arrepentimiento en su voz-. Lo han pasado mal con mis aventuras, comprendes?
-No lo dudo -contestó-. Sin embargo, tu familia no puede esperar que continúes con este casamiento. Tu marido no está enamorado de ti y eso lo sabes, verdad?
-No...? Pareció herida, a pesar de que en realidad quería deshacerse de su marido lo más pronto posible.
-Entonces me vas a ayudar? -Lloró con desesperación-. Pensarás en algo para que me deshaga de él?
-Desde luego que lo haré -dijo-.
Lo primero, es desacreditarle ante tu familia. Una vez que logremos, el resto será muy fácil; insistirá en que lo dejes.
Estaba lanzada la estrategia, solo faltaba saber como llevarla a cabo.
Has pensado en algo?
Si que lo había pensado, pero ella sería quien lo pondría en practica en secreto, una estrategia para desacreditar a su marido,  y con ello conseguir un divorcio limpio con la aceptación de su familia.
Era muy simple y, por tanto, todo saldría a la perfección. Estaba convencida de que ella seria la solución para tan complejo problema, luego de un silencio que se hice una eternidad, le pregunto:
-Estás segura de que me invitará a una copa?
 -Desde luego, siempre está dispuesto a salir con los amigos, de potes.
-Tu como si nada, todo lo que pase no importa, ya te diré yo cuando debes aparecer, solo debes llegar a tiempo -le advirtió-. El éxito de mi plan depende de que tu hijo y tú lleguéis en el momento preciso.

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