Perro muerto
Siempre me olvido de contar historias de la gente común, gente de la calle, gente que vive en un barrio en un vieja calle que cuando llueve es pasto del fango, en casas ya condenadas al derrumbe donde se cruza la gente se saludan muy bajo, para que nadie les escuche y sepa que existen, cada una con su perfil, con sus cantares. Son hombres, de cabeza gacha, que como ríos fluyen por las calles por la madrugada buscando trabajo, viven escondidos como perros, con miedo que algun forastero les de una patada, viven como perro que robó un hueso. Perros con miedo que les muerdan. Se cuenta, como que susurrando por ahí en secreto, que al perro a quien le ha mordido un hombre, se le contagio la rabia y ladra, muestra los dientes y quiere morder.
Conocí el hombre que mordió al perro, y que le contagio la rabia. Era un verdadero señor, tenia los suyo, unas propiedades en Andalucía y unas industrias en el País vasco, un hombre de bien , decían.
El perro, enfermo, deambula por las calles y la jefatura de sanidad ha decidido sacrificarle. Sacrificar , aquí significa asesinar, solo que es en defensa de la salud publica.
El perro, acosado por los funcionarios públicos que defienden la patria el ciudadano y el deber ser, se escondió en un callejón, pero sus cazadores no le dieran tregua, y ya arrinconado, le fusilaran sin piedad
Con una bala en el cuerpo, cae, derrumbado por el peso de la bala que le hace mas espeso uno de los lados de su cuerpo, el cuerpo del hombre, perro muerto.
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