Algunos paran para ver llover
Se calentaba las manos en el radiador, es el frío de enero, lluvioso de estas tierras del demo, perdidas en las montañas.
El hombre bebía un vaso de agua, en el intermedio de cada pensamiento, lo bebía despacio, disfrutando del momento.
En algunos momentos paraba en su labor de las letras, para pasear los ojos a su vuelta , no había nada de especial que mereciera ser contado, una mesa un par de sillas y una pared a que le faltaba pintura y parecía copiada de una escena de un película antigua en que los personajes son gente muy mayor de la misma edad de la casa en que viven.
Por la ventana, pasaban sombras que le confundían. No podía aprehender la totalidad de las imágenes y se quedaba con el perfil de las ramas e el color de las sombras.
Se decidió por un trozo mas de pizza recalentada, que era su cena, como se pudiera llamar a eso cena , lo tomaba con cuidado, como un ritual, la doblaba un poco y le pegaba con la punta de dos dedos como si le pudieran dañar y escuchar un lamento que le hiciera perder el hambre.
Llovía, el agua caía tranquila , saltando en la repisa de la ventana, hacía como que una pequeña escalera y ella bajaba cada peldaño como una catarata , eso si era de se ver, y paraba los ojos para admirar tan frágil y natural belleza y como que solidariamente le salían lagrimas que acompañaban el ritmo de la catarata. Porque lloraba ? Por todo , por nada , por lo que había de haber pasado que no pasó. Pues nada, volvió a su labor de la escrita y volvió a soñar en otras dimensiones.
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