La realidad de las golondrinas

Un día, nació de nuevo, se consideraba a si mismo en ese acto, como alguien que irrumpió sin avisar, forzando la dilatación de un orificio pequeño para volver a nacer, creando una imagen del antes y  del después de si mismo, o mejor volviendo por entre  medio de algo que era su vida. Toda su niñez misteriosamente, volvía y revivía en su memoria. Lo que paso en ese momento, era el misterio que hacía que esa mañana no se pareciera a ninguna otra. El color del amanecer, la charla que mantenía amistosamente con su armario mientras elegía con que vestirse. Todo esto siendo otra persona que era la misma en otro tiempo, en uno en que era niño y corría por las calles , hasta encontrar su amigo Kepa, que le esperaba para jugar en el portal de su casa.
Esta era la forma en que, como por instinto, sin saber como, saltaba en el tiempo y lo escribía, en ello revivía cada momento y disfrutaba.
Paseaba por la habitación y sin avisar, volvía a saltar al tiempo en que escondía los libros prohibidos, amontonándoles con los mas socialmente aceptables, he dicho socialmente aceptables? Pues no , eran y son una basura de libros. Contaban historias de gente muy feliz, con final feliz que cantaban canciones casposas, con danzas de volantes como postre.
Pero no, todo al revés, el mundo era gris, inquietante y peligroso. Y como me gustaba lo peligroso, sonreí. Doy un silbido y con naturalidad, cierro la puerta del armario, elijo la camisa, y  vuelvo a mi historia.
Los libros prohibidos eran los primeros en ser leídos. Tenían ideas y pedían acción. Tenía siempre la percepción de que eran ideas que las traían las golondrinas en primavera. Hablaban de otras realidades, distantes, pero creía que si las traían las golondrinas es que eran realidad y existían.
Volví a abrir el armario,  mire el reloj y  para mi sorpresa ya era tarde, luego continuare con esta historia.
( nada es raro aqui, yo era el otro que decidió un dia ser yo)

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