Cuánto pesa el Alma?
La respuesta de un científico del alma tiene una respuesta sencilla. El alma humana pesa el discurso que produce, el paralelismo entre el espíritu y el habla nos pone fácil la respuesta, el habla determina el peso que lleva, el alma pesa el peso del universo y el de su ausencia, la ligereza de su alegría y la carga de su dolor. Pesa lo que pesa la conciencia de sí, cuando habla sobre si misma. Finalmente el alma es un relato acumulativo, ya que tiene un lenguaje que habla, y al hacerlo habla de si misma, construyendo su historia que es lo que pesa al final.
Bajo este supuesto, podríamos decidir que el peso o la levedad de algunas de las almas que pueblan este mundo, no tiene que ver con el ruido que producen, algunas están perdidas bajo el peso de su delirio verbal al abrigo de los oídos de los demás que le escuchan, a la luz del discurso del peso que se abstiene de producir, sus silencios.
En las virtudes terapéuticas de la palabra, esta la lucha contra la sombra , el silencio, disfrazar el significado exacto de sus palabras con el culto de la fantasía no tiene peso.
Cuando escribo o escucho, funciono como un fotógrafo de las intimidades, con mi lente saco el interior de las cosas para fuera de las cosas, y cuando las observo detenidamente preso en mi YO las comento y les adjetivo creando una imagen de mi. Es cuando afirmo que soy la armonía dentro de las cosas, algunas pútridas y otras ya pulidas de tanto usarlas, mantengo una distancia prudente en este viaje por las cosas, viajando entre las cosas, vuelo y intento no tocarles.
En una perspectiva psicoanalista, ser autor, escribir no tan solo sobre la zona mas escondida y oscura de los personajes pero sobre su origen y la invisibilidad en que viven, lo que hace que pasen al lado oscuro de las sombras, mas explícitamente , me detengo en la analice de los síntomas pero tengo como objetivo la búsqueda de las causas , para que el que me lee pueda rebelarse y superarlas. Mirar mas allá, escarbar en la vida y en cada episodio concreto para entenderlo.
Continuo afirmando que vivimos una enfermedad social, la sociedad esta enferma , una sociedad desencantada consigo misma , sin esperanza, la sociedad de la ausencia de honor y del reino del embustero , de la impunidad y del silencio.
El autor es un oído atento, a la complexidades del discurso de su entorno, y en secreto espera un discurso coherente, completo, sin fisuras, como una esfera. Un discurso de un personaje sin heridas, integro, sin un agujero negro por donde escarbar, una vida llena, rodando sobre si misma, como un cuerpo que se besa, sin anatomía, tan solo el lugar del beso, una síntesis irreductible del ser con el habla.
El obstáculo a este conocimiento esta en el mismo discurso, en el poder y las limitaciones de la palabra, en sus potencialidades específicas de análisis, el discurso, el silencio, el vacío.
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