La buena madre y el padre ausente (la psicoanálisis del cuento de hadas)
El cuento de hadas es recorrido en su narrativa por una jerarquía simbólica y al mismo tiempo por una jerarquía ideológica ( cargada de elementos perversos inherentes a las teorías sexuales infantiles, donde el deseo de fusión con la buena madre, una actitud incestuosa, se opone a la problemática de la adquisición del estatuto de supremacía masculina, que exorciza las angustias orales-sádicas, lo que es la clave del patriarcado. Así, un conflicto ontogénico (incesto) se transforma en un confito ideológicos (falocracia).
En los cuentos de hadas, el texto es siempre ambiguo, manifestando en su ambigüedad connotaciones con una siempre presente represión sexual. Ludicos y liberadores los cuentos, liberan deseos y fantasías que no son mas que manifestaciones de la sexualidad infantil, dándoles recursos para de forma imaginaria convivir con su sexualidad , tomando el cuento un aspecto pedagógico.
Asumimos que la psicología psicoanalítica es la herramienta adecuada para diferenciar las etapas de la sexualidad infantil, podemos observar que la represión toma distintas formas en distintos cuentos: los niños son castigados porque son muy golosos ( fase oral), ser desprendido materialmente , o por lo contrario un avaro (fase anal), si es muy curioso (fase fálica o genital). En cierto sentido, las historias que se ejecutan en la división establecida por Freud, entre el principio del placer (la gula excesiva, la codicia, o la curiosidad ), y el principio de realidad (el principio de realidad es un principio del Yo y permite al sujeto posponer o sustituir dichos apetitos en función de las presiones de la realidad)
(aprender a disfrutar del placer gestionándole en el tiempo de forma a disfrutarlo por mas tiempo, eligir las emociones en plan afectivo y comportamientos, y finalmente a moderar los impulsos).
Existen también aquí dos tipos de cuentos:
Los cuentos a que llamamos de retorno, (el niño regresa a casa y a la familia) en que la sexualidad aparece en las formas indirectas o encubiertas de la genitalidad, que se presentan como una amenaza y deben ser evitados porque el niño no está preparado para ellos.
Los que asumen que es la hora de la partida, y que eso es lo mejor , lo bueno, conveniente y indiscutiblemente oportuno. En ellos la sexualidad genital tiene prioridad sobre la otra, y es aceptada cuando los personajes pasan por varias pruebas para certificar su madurez.
En el cuento de hadas el padre esta normalmente ausente, normalmente el protagonista no tiene padre, los conflictos masculino–femenino, viejo–nuevo en medio de los cuales evolucionan los protagonistas, como por ejemplo niña , príncipe , bella monstruo, que evolucionan en eses sentido hacia el enamoramiento, se dan en una formación casi invisible dentro del desenlace de la narrativa, a los que se les contrapone una madre en soledad por la ausencia del padre–esposo.
En algunos cuentos es esta madre en soledad, que se presenta normalmente amenazadora, madre que en su soledad tiene dificultades en la labor de encontrar aliados. Con este perfil, tiene una presencia de omnipotencia, desencadenando en algunos casos el sadismo oral del hijo, o mismo la genitalidad del hijo, acercándole a una problemática perversa.
El protagonista príncipe, normalmente en minoría relativamente a las alianzas que se constituyen dentro de la historia, hace que se encuentre en soledad, como si de una orden o fatalidad se tratara, un deseo ajeno, mas bien femenino, deseo ese que dentro del cuento es de cumplimiento obligatorio.
Tiene en su contra, normalmente el protagonista “príncipe” su propio entorno y su propia madre, lo que alimenta su papel de victima, “ pobre príncipe “ que en esta situación se angustia y se fuga. Se aleja de su novia o prometida, a la cual se le exigen sacrificios, inclusive por parte de la madre que toma actitudes incestuosas de deseo, podríamos pensar en fantasías no admitidas socialmente, generando el miedo por parte del “príncipe” a un comportamiento hostil que se desarrolla de tal forma que deriva en sadismo femenino.
Asumiendo una relación coherente con los procesos proyectivos infantiles, no es el prometido, o novio, que hiere a la novia , princesa o hija , es la bella “ la bella y el monstruo” aliada con su entorno , madre hermanas … que intentan poner la integridad física del monstruo en causa , este clima persecutorio (paranoide) es el de que se evade el príncipe - monstruo. La Reina (no nutriente) que rechaza el acto de la lactancia materna a su hijo, es normalmente la madre perversa que algunas veces presenta síntomas de esquizofrenia.
Los momentos escénicos de las narrativas donde la acción tiene como contenido “momentos íntimos” entre los personajes ( desnudarse , vestirse y otros ) actitudes de intimidad dentro del entorno, crea una relación especular que cierra estos personajes en una duplicación de índole narcisista que impide el juego compensatorio y evolutivo de las complementariedades. Romper ese juego de índole narcisista como quien rompe un espejo, resulta en una mutación de los personajes y es cuando el príncipe se transforma en rey, la niña en reina y se alejan del entorno hostil siempre presente en el cuento.
Comentarios
Publicar un comentario